martes, 11 de diciembre de 2012

GRITOS





GRITOS




   Estoy tomando un  café endulzado con ilusiones que buscan trepar por la cucharilla.
   Que fatua esta mente,   espera,  solitaria,  saborear la acritud pasiva de tu lengua.

   Después,  miro y las luces del día me cierran los ojos. El olor y  el sopor de tu acústica brotan  en mí como una galaxia de dudas. ¡Qué fuerte esta global sensación de sentir tu mezcla!

 El esperma de la locura fecunda a un óvulo triste.

   Ahora ,  se, que el cristal de mi ventana solo es un velo que aguarda a mostrar lo que esta detrás o quizás lo que desearía que estuviera y si no… pero  luego vendrá la  noche, esa noche  donde los insomnes vagamos entre letras desconocidas,  soñando las histerias que casi, casi,  nos pertenecen. Busco, encuentro,  camino y hallo.

   El oscuro imaginario se cierra en torno a esta pupila exaltada, tiene ganas de ser lo que no es. Renacer veinte años atrás y gritar que todo, todo se puede.

   Que Dios haga una intervención  cuando las palabras solo sean…  
lo que los demás quieran.

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   Así,  con  una sensación de ser que me quema,  paso la línea y vuelvo a teclear los asuntos que son o he hecho míos. A quién le importa  si la sangre no circula en el sentido correcto. Si estos pies torcidos  exploran las autopistas  de una  historia y se recrean con sus paradas y fondas. Pero a mí, amigo mío, es  bienestar ,  tanto, que vuelvo a esa zona una y otra  y me trago sus palabras como si fueran caviar (del bueno).

   En esa insoportable levedad descanso un minuto y rápidamente arranco, y en otro carril me descubro. Satisfecha del ser.








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