GRITOS
Estoy tomando un café endulzado con ilusiones que buscan trepar por la
cucharilla.
Que fatua esta mente, espera,
solitaria, saborear la
acritud pasiva de tu lengua.
Después, miro
y las luces del día me cierran los ojos. El olor y el sopor de tu acústica brotan en mí como una galaxia de dudas. ¡Qué fuerte esta global
sensación de sentir tu mezcla!
El esperma de la locura fecunda a un
óvulo triste.
Ahora , se,
que el cristal de mi ventana solo es un velo que aguarda a mostrar lo que esta
detrás o quizás lo que desearía que estuviera y si no… pero luego vendrá la noche, esa noche donde los insomnes vagamos entre letras desconocidas,
soñando las histerias que casi,
casi, nos pertenecen. Busco, encuentro,
camino y hallo.
El oscuro imaginario se cierra en torno a esta pupila
exaltada, tiene ganas de ser lo que no es. Renacer veinte años atrás y gritar
que todo, todo se puede.
Que Dios haga una intervención cuando las palabras solo sean…
lo que los demás quieran.
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Así, con una
sensación de ser que me quema, paso la línea y vuelvo a teclear los asuntos que son o he
hecho míos. A quién le importa si
la sangre no circula en el sentido correcto. Si estos pies torcidos exploran las autopistas de una historia y se recrean con sus paradas y fondas. Pero a mí,
amigo mío, es bienestar , tanto, que vuelvo a esa zona una y
otra y me trago sus palabras como
si fueran caviar (del bueno).
En esa insoportable
levedad descanso un minuto y rápidamente arranco, y en otro carril me
descubro. Satisfecha del ser.