HOMELESS
Todos los inmortales y los dioses pasaron por aquí
y
no fueron reconocidos.
Pero
yo, que he comprendido el hambre y las hojas que ruedan por las
calles,
reconozco
el esplendor dorado
de
tu mano tendida.
Tu
mano
Extendida
como piedra sacrificial
en
algún lejano sacerdocio
levantando
su simple ofrenda al sol.
Brunhilde Román
Muy bueno, no dejes de subir poemas.
ResponderEliminarCon este poema he tenido la extraña sensación de leer un libro de mitología griega en mis tiempos adolescentes. Luego como tomar un té una tarde de domingo lluviosa. Me ha gustado sentirlo.
ResponderEliminarGracias, por sentirlo.
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