martes, 12 de marzo de 2013


HOMELESS


Todos los inmortales y los dioses pasaron por aquí

y no fueron reconocidos.

Pero yo, que he comprendido el hambre y las hojas que ruedan por las calles,

reconozco el esplendor dorado

de tu mano tendida.

Tu mano

Extendida como piedra sacrificial

en algún lejano sacerdocio

levantando su simple ofrenda al sol.
 
 
 
Brunhilde Román

3 comentarios:

  1. Muy bueno, no dejes de subir poemas.

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  2. Con este poema he tenido la extraña sensación de leer un libro de mitología griega en mis tiempos adolescentes. Luego como tomar un té una tarde de domingo lluviosa. Me ha gustado sentirlo.

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