En un balcón donde
las estrellas son estrellas, viví una vez.
Donde el horizonte es amigo, los juegos, la vecina de enfrente. Reí.
Pero las mañanitas se hicieron canción y me olvidaron.
Donde el horizonte es amigo, los juegos, la vecina de enfrente. Reí.
Pero las mañanitas se hicieron canción y me olvidaron.
La nostalgia se hace arruga y los pantalones se visten de largo.
Las mirillas se queman con besos rotos.
Allí, una vez, fui.
Allí, una vez, fui.
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