Clávale a la rutina una
estaca
donde más le duela
y lanza los madrugones
a los vampiros de traje y
corbata.
Escupe sobre la nómina
impagada,
que compra tu silencio,
ahuyenta los sinsabores
de la niebla
y lluvia con aroma a ajo.
Rompe las reglas y sitúa
la costumbre frente a las
balas de plata;
mañana viviré, y
disfrutaré
mi derecho a la pereza.
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